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Los mercados financieros son plataformas electrónicas organizadas que permiten la compra y venta de acciones, bonos u otro tipo de instrumentos de inversión.

Desde que a principios del siglo XVII se creara la primera bolsa de valores (la de Ámsterdam), los mercados financieros han evolucionado significativamente. Si en un origen eran mercados físicos en donde los comerciantes se reunían para realizar sus transacciones, hoy en día los registros electrónicos de las inversiones han desplazado a los certificados físicos y la tecnología facilita el acceso de los inversores a mercados de todo el mundo, la interconexión entre estos y su funcionamiento continuo.

¿Para qué sirven?

Los mercados financieros sirven para garantizar un funcionamiento eficiente de las economías, satisfaciendo, al mismo tiempo, las necesidades de inversores, empresas y países.

En primer lugar, estos mercados facilitan la asignación eficiente del capital, permitiendo que el procedente de ahorradores (públicos o privados, individuales o colectivos) se canalice hacia aquellas empresas y gobiernos que lo requieren.

Otra de las finalidades de los mercados es posibilitar el ahorro y la inversión a largo plazo a los particulares, por ejemplo, invirtiendo sus ahorros en instrumentos financieros de cara a la jubilación.

Además, los mercados financieros proporcionan liquidez, es decir, permiten a los inversores comprar y vender activos con relativa facilidad, lo cual fomenta, a su vez, la inversión y que el dinero fluya en la economía.

Los mercados también ayudan a gestionar y reducir el riesgo: gracias a instrumentos derivados como futuros u opciones, empresas e inversores pueden protegerse de fluctuaciones adversas en los precios de los activos.

Igualmente, los mercados financieros son una vía a través de la cual las empresas buscan financiación: saliendo a bolsa o emitiendo bonos, las empresas pueden obtener capital para financiar sus proyectos comerciales o de expansión.

¿Cómo funcionan los mercados financieros?

Los mercados financieros permiten poner en contacto a compradores y vendedores para que lleven a cabo transacciones sobre diferentes tipos de activos. Esto se hace a través de plataformas de negociación electrónicas, en las que intervienen intermediarios autorizados (como brokers, entidades de crédito, sociedades gestoras de carteras o instituciones de inversión colectiva), que son los que transmiten las órdenes de compra o venta de sus clientes. Estos clientes pueden ser inversores particulares, empresas, entidades financieras o gobiernos.

La ley de la oferta y la demanda es el principio básico por el que se fijan los precios en los mercados financieros: si la demanda de un activo supera a la oferta su precio subirá, y si la oferta supera a la demanda, el precio bajará. De todas formas, otros factores, como la situación económica general, los resultados empresariales, las decisiones de política monetaria de los bancos centrales, la geopolítica o algo tan intangible como el “sentimiento del mercado” también tienen su efecto en el comportamiento de los mercados financieros, que muchas veces es impredecible.

Tipos de mercados financieros: así se clasifican

Los mercados financieros se clasifican en función del tipo de instrumentos o activos que se puedan negociar en ellos. A continuación, exponemos algunos de los más comunes.

Mercados monetarios

El mercado monetario es aquel en el que se compran y venden instrumentos financieros a corto plazo, tanto de crédito (por ejemplo, préstamos) como títulos (letras del Tesoro, pagarés de empresas, títulos hipotecarios, etc.). Es de utilidad para la gestión de efectivo y la financiación a corto plazo.

Mercados de capitales

Los mercados de capitales o bolsas de valores son aquellos en donde se compran y venden acciones u otros títulos representativos del capital de las empresas, así como deuda a largo plazo, tanto pública como privada.

Mercados de derivados

El mercado de derivados es una plataforma en la que se negocian contratos derivados, como futuros, opciones o swaps, que obtienen su valor de un activo subyacente (como acciones, bonos o materias primas, por ejemplo). Se recurre a ellos para gestionar el riesgo de estos productos o incluso para especular sobre variaciones futuras de precios.

Mercado de divisas

Los mercados de divisas o Forex son aquellos mercados especializados en el intercambio de divisas extranjeras. En ellos pueden participar tanto bancos como inversores institucionales y particulares. El objetivo de este mercado es aprovechar las fluctuaciones en los tipos de cambio para proteger operaciones u obtener un beneficio.

Características de los mercados financieros

Hoy en día los mercados financieros están sujetos a regulación y supervisión y, además, la tecnología ha posibilitado que estén interconectados y que podamos hablar de mercados financieros globales. Esto implica que todos estos mercados compartan ciertas características, como su amplitud, su transparencia o su flexibilidad.

Amplitud

La amplitud del mercado hace referencia a la variedad de activos financieros que están disponibles para la compra y venta, ya no solo acciones, como en un origen, sino también bonos, divisas, derivados, materias primas y otros. Una amplitud que facilita a los inversores la diversificación de sus carteras.

Transparencia

La supervisión y control de los mercados implica que los mercados financieros son transparentes, por lo que los inversores tienen acceso a una gran cantidad de información relevante sobre precios, estados financieros de las empresas, indicadores económicos, etc. que les ayudan a confiar en el mercado y a tomar decisiones de compra o venta informadas.

Profundidad

La profundidad del mercado es una característica que se relaciona con el gran volumen de activos disponibles para comprar o vender y el gran número de inversores dispuestos a comerciar con ellos. Esto implica que se puedan realizar grandes transacciones sin que afecten significativamente a los precios.

Flexibilidad

Una última característica de los mercados financieros es su flexibilidad, es decir, los inversores pueden emplear una gran variedad de estrategias para hacer sus negocios, ya sea comprar o vender activos en corto, recurrir a derivados para protegerse de los riesgos, etc.

Los mercados financieros son, por consiguiente, los lugares a los que los particulares deben acudir, siempre a través de intermediarios, si desean empezar a invertir.

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