Cómo calcular la rentabilidad de una inversión
AHORRO E INVERSIÓN I 11 de enero de 2024
A diferencia de simplemente ahorrar, invertir implica “poner a trabajar al dinero” para obtener un rendimiento por él. Pero, ¿cómo se calcula la rentabilidad de una inversión? ¿Qué indicadores te permiten conocer la rentabilidad de una decisión inversora? Sigue leyendo para enterarte de todos los detalles.
La rentabilidad de una inversión es una medida financiera que nos dice cuánto beneficio se obtiene en relación a la cantidad de dinero invertida en un activo. La rentabilidad se suele expresar habitualmente como porcentaje y se calcula de varias maneras, dependiendo de la naturaleza de la inversión.
En una inversión en bolsa, la rentabilidad es la suma de la revalorización y del rendimiento de tu inversión. La revalorización corresponde a la diferencia de valoración producida por la variación del precio del producto desde que lo adquieres, mientras que el rendimiento es el importe efectivo recibido por ese producto. Se denomina comúnmente como rendimientos de capital mobiliario. Son, por ejemplo, los dividendos que puedes recibir por poseer acciones de una empresa cotizada.
En función de la información que nos proporciona se puede hablar de diferentes tipos de rentabilidad: absoluta, relativa, acumulada, anualizada, latente o materializada. Pero, además, la rentabilidad puede calcularse en diferentes plazos:
Es la rentabilidad que proporciona un activo en un tiempo determinado, expresada como un porcentaje.
Es la rentabilidad que obtiene una inversión en un periodo de tiempo, teniendo en cuenta un nivel de referencia determinado.
Es la rentabilidad total que se ha obtenido por una inversión desde que se realizó.
Es la rentabilidad que se obtiene por cada año de inversión.
Mientras la inversión se mantenga en la cartera, hablamos de una "rentabilidad latente", que puede ir variando en función del comportamiento del propio activo. Es decir, la rentabilidad latente será la referencia a aquellas posiciones vivas en la fecha fin del periodo consultado.
Es la rentabilidad obtenida una vez materializada la operación de desinversión (la venta del activo).
Para cualquier inversor es primordial conocer y calcular la rentabilidad de sus operaciones. En primer lugar, porque es una medida que le permite evaluar el desempeño de sus inversiones. Pero es que, además, la rentabilidad obtenida le permitirá saber si está cumpliendo con sus objetivos financieros, y tomar, con conocimiento, nuevas decisiones inversoras.
Por tanto, algunos indicadores que permiten medir cómo se ha comportado una inversión en bolsa son los siguientes:
Para calcular la rentabilidad de una inversión, se pueden utilizar diferentes fórmulas; así, por ejemplo, el cálculo de la rentabilidad simple nos dice el beneficio que se obtiene por una inversión, pero si quieres comparar entre diferentes inversiones y ver cuál ha funcionado mejor se suele recurrir a la fórmula de la rentabilidad anualizada.
La rentabilidad simple (también conocida como rentabilidad acumulada) mide el beneficio obtenido de una inversión. Es decir, mide la ratio de ganancias o pérdidas obtenidas sobre la cantidad inicial invertida.
Rentabilidad simple = (Capital final obtenido – Capital inicial invertido) / Capital inicial invertido
Imagina que has realizado dos inversiones, (A) y (B), en distintos momentos temporales y por un importe distinto: la inversión inicial en (A) fue de 100 euros, en enero del 2021, y la inversión inicial en (B) fue de 50 euros en enero de 2019. A cierre de octubre de 2021, decides vender ambas inversiones por un importe de 150 euros cada una de ellas. Así, ¿cuál es la rentabilidad simple de cada inversión?
La rentabilidad simple de la inversión (A) es de un 50%
La rentabilidad simple de la inversión (B) es de un 200%
Esa sería la rentabilidad simple que obtendrías en %, pero ¿sabría decir cuál es la rentabilidad monetaria de esta inversión? Para ello basta con multiplicar la rentabilidad en porcentaje por el importe inicial invertido. Así, en el ejemplo de las inversiones A y B:
La inversión en (A), genera unas ganancias monetarias de 50 euros
Mientras que la inversión en (B) genera unos beneficios de 100 euros
Con esta información, ¿podrías decir que la inversión (B) ha sido mucho más rentable que la inversión (A)? Depende de cómo lo veas. En términos brutos, la respuesta es obvia: sí. Pero a continuación verás la rentabilidad desde otro ángulo teniendo en cuenta el plazo que has tardado en conseguirla, es decir, calculando la rentabilidad anualizada.
Otra forma de medir la rentabilidad de una determinada inversión es a través de la rentabilidad anualizada. Esta ratio indica cuánto hubieras ganado o perdido si el plazo de tu inversión hubiera sido de un año. Esta ratio es muy útil cuando quieres comparar la rentabilidad obtenida de varias inversiones con una duración distinta. Así, podrías comparar en términos equivalentes la rentabilidad obtenida de una inversión realizada en tres meses, con una realizada a lo largo de un año y medio. En el primer caso, la rentabilidad anualizada asume que la rentabilidad obtenida en tres meses se repite a lo largo del año, y en el caso de la inversión realizada a lo largo de un año y medio, se calcula la rentabilidad que debería haberse obtenido cada año para lograr dicho rendimiento.
Recuperemos ahora el ejemplo anterior: ¿cuál es la rentabilidad anualizada de cada inversión?
La rentabilidad anualizada de la inversión (A) es de un 63%
La rentabilidad anualizada de la inversión (B) es de un 47%
Como ves, y al contrario de lo que parecía al analizar la rentabilidad simple, viendo la rentabilidad anualizada, la inversión en (A) parece mucho más interesante, ya que ha conseguido generar una mayor rentabilidad en un menor tiempo. Y es que la rentabilidad anualizada te permite comparar inversiones realizadas en diferentes periodos de tiempo y a distintos plazos.
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