Planes de Pensiones y previsión
Planes de pensiones
Un plan de pensiones es un instrumento de ahorro e inversión pensado para generar a su titular un capital adicional a la pensión de jubilación.
El objetivo del plan de pensiones es canalizar el ahorro que una persona va generando a lo largo de su vida a través de un instrumento de inversión, de forma que, en el momento de jubilarse, ese capital ahorrado haya crecido gracias a la rentabilidad de las inversiones realizadas y su titular pueda recuperarlo.
El plan de pensiones se nutre de las aportaciones que realiza el partícipe, de manera periódica o puntualmente. Ese capital es invertido por el gestor del plan de pensiones en diferentes tipos de activos financieros (productos de renta fija, variable o mixta) para tratar de obtener una rentabilidad por él.
En el momento del rescate, el dinero ahorrado y los intereses generados por las inversiones serán devueltos al titular del plan de pensiones, bien en forma de capital, bien en forma de renta periódica, o a través de una fórmula mixta o flexible.
El capital aportado a un plan de pensiones se invierte en un fondo de pensiones, cuyo funcionamiento es similar al de un fondo de inversión. Por tanto, se puede invertir el capital de sus partícipes en todo tipo de activos financieros, de renta variable (acciones), renta fija (bonos, obligaciones) o renta mixta, con diferentes grados de riesgo y rentabilidad en función de las preferencias del titular del plan.
El plan de pensiones es:
De hecho, una de las características esenciales de los planes de pensiones es su capacidad de desgravación en el impuesto del IRPF. En concreto, las aportaciones que se realicen al plan de pensiones (con un límite de 1500 euros anuales, siempre que no superen el 30% de los rendimientos netos del trabajo y de las actividades económicas) reducirán la base imponible en la declaración de la renta.
De todas formas, hay que tener en cuenta que el plan de pensiones funciona como una fórmula para diferir el pago de este impuesto a un momento futuro; es decir, una vez que rescatemos el capital del plan de pensiones, será cuando haya que tributar el IRPF correspondiente por ese capital.
La ventaja fiscal de los planes de pensiones implica pagar menos impuestos que con otras fórmulas de ahorro, y conseguir movilizar más capital hacia la inversión. Lo vemos con el ejemplo de una persona que quiera ahorrar el 10% de su sueldo.
Pongamos que percibe un salario bruto de 1.250 euros y destina 125 euros a un plan de pensiones, esto significa que tributará en el IRPF por 1.125 euros. Si se le aplica una retención del IRPF del 20%, le quedará de sueldo neto 900 euros.
En el caso de que la misma persona no disponga de plan de pensiones, la retención del IRPF se aplicará sobre 1.250 euros, de forma que su salario neto será de 1000. Sobre esta cantidad ahorrará el 10%, es decir, 100 euros, y le quedarán disponibles 900 euros.
Aunque en ambos casos el dinero disponible del salario es el mismo (900 euros), lo cierto es que con el plan de pensiones se ha pagado menos IRPF (225 euros frente a 250) y el titular del plan de pensiones ha puesto a generar intereses más capital (125 euros frente a 100).
Salario bruto |
Aportación plan de pensiones |
Bruto tributable |
Impuesto del IRPF (20%) |
Salario neto |
Ahorro fuera del plan de pensiones |
Disponible |
---|---|---|---|---|---|---|
1.250€ |
125€ |
1.125€ |
225€ |
900€ |
0€ |
900€ |
1.250€ |
0€ |
1.250€ |
250€ |
1.000€ |
100€ |
900€ |
Cuando alguien se pregunta cuándo es buen momento para contratar un plan de pensiones, la respuesta de los expertos suele ser “cuanto antes”. Cuantos más años se esté aportando capital al plan de pensiones, mayor cantidad se acumulará y mayores posibilidades de extraer rentabilidad habrá. En todo caso, un buen criterio para decidirse a contratar un plan de pensiones es contar con ingresos periódicos que permitan reservar una parte para ahorro.
Una persona puede contratar más de un plan de pensiones. Esta es una opción si el nivel de ingresos lo permite y se quieren diversificar riesgos, ya que cada plan de pensiones funcionará de forma independiente. Es decir, la vocación inversora puede ser diferente (uno más conservador, otro más arriesgado) y la forma de rescate también (uno en forma de capital, otro en forma de renta mensual vitalicia).
En cualquier caso, hay que tener en cuenta que el límite máximo de aportaciones individuales a planes de pensiones que se pueden desgravar en el IRPF es de 1.500 euros al año.
Lo habitual es rescatar el plan de pensiones una vez llegada la edad de jubilación, aunque en determinadas circunstancias puede hacerse antes; por ejemplo, al quedarse en el paro, si se sufre una enfermedad o 10 años después de haberlo contratado (a partir de 2025).
En todo caso, conviene analizar las diferentes formas de rescate del plan de pensiones para ver cuál es la que mejor conviene, teniendo en cuenta las repercusiones fiscales, principalmente.
En caso de fallecimiento del titular de un plan de pensiones, pueden suceder dos situaciones. Si el partícipe del plan hubiera indicado uno o más beneficiarios en el “Boletín de designación expresa de beneficiarios”, pasarían a este o estos los derechos consolidados del plan.
Si no hubiera nombrado beneficiario, se estará a lo que diga el testamento del fallecido, y si no hubiera hecho testamento, los derechos generados por el plan de pensiones corresponderían a sus herederos forzosos.
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