Qué es el horizonte temporal de la inversión
AHORRO E INVERSIÓN I 31 de julio de 2020
Cuando una persona realiza una inversión lo hace fijándose previamente un determinado objetivo financiero: ahorrar para la jubilación, comprar una segunda residencia, la educación de los hijos, o ganar una renta adicional que aumente sus ingresos mensuales. En función de estos objetivos, de la cantidad de capital que tenga disponible y de su perfil inversor elegirá un tipo de inversión u otra, que tendrá, a su vez, un horizonte temporal recomendado diferente.
El horizonte temporal de la inversión es el periodo de tiempo que el inversor está dispuesto a mantener su capital invertido, sin que tenga la necesidad de retirarlo para destinarlo a otros fines, con la expectativa de obtener el máximo rendimiento por él.
En algunos casos el horizonte temporal viene determinado por el propio producto. Por ejemplo, si se adquiere un bono a 3, 5 o 10 años, la entidad emisora devolverá el capital más los intereses al finalizar el plazo de 3, 5 o 10 años estipulado. Si se contrata un depósito a seis meses, al vencimiento de este plazo, el inversor recuperará su capital más los intereses generados. Si quisiera retirar su dinero antes de cumplirse el plazo, probablemente sería penalizado.
En otros casos, sin embargo, los productos financieros no tienen un plazo determinado, como las acciones de una empresa, que se pueden comprar y vender en cualquier momento, y el horizonte temporal de la inversión variará en relación al objetivo de rentabilidad pretendido.
El activo financiero o el objetivo marcado será lo que determinen el tipo de horizonte temporal de una inversión:
Corto plazo. Son aquellas inversiones cuyo horizonte temporal es igual o inferior a un año. Hablamos de activos que permiten recuperar el capital en ese plazo como pueden ser:
También se pueden hacer inversiones a corto plazo adquiriendo acciones de empresas en la bolsa; la rentabilidad dependerá de la diferencia entre el precio de compra y el de venta de las acciones en cuestión.
Medio plazo. Son las inversiones que se mantienen entre uno y cinco años. En este caso se encuentran, por ejemplo:
Inversiones a largo plazo. Cuando el horizonte temporal de una inversión supera los cinco años, estamos hablando de una inversión a largo plazo. Aquí la oferta de activos financieros se amplía:
El horizonte temporal es un factor clave a la hora de tomar decisiones inversoras y el plazo fijado para estas inversiones dependerá del objetivo a alcanzar con ellas.
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