Cuando una persona realiza una inversión lo hace fijándose previamente un determinado objetivo financiero: ahorrar para la jubilación, comprar una segunda residencia, la educación de los hijos, o ganar una renta adicional que aumente sus ingresos mensuales. En función de estos objetivos, de la cantidad de capital que tenga disponible y de su perfil inversor elegirá un tipo de inversión u otra, que tendrá, a su vez, un horizonte temporal recomendado diferente.

El horizonte temporal de la inversión es el periodo de tiempo que el inversor está dispuesto a mantener su capital invertido, sin que tenga la necesidad de retirarlo para destinarlo a otros fines, con la expectativa de obtener el máximo rendimiento por él.

En algunos casos el horizonte temporal viene determinado por el propio producto. Por ejemplo, si se adquiere un bono a 3, 5 o 10 años, la entidad emisora devolverá el capital más los intereses al finalizar el plazo de 3, 5 o 10 años estipulado. Si se contrata un depósito a seis meses, al vencimiento de este plazo, el inversor recuperará su capital más los intereses generados. Si quisiera retirar su dinero antes de cumplirse el plazo, probablemente sería penalizado.

En otros casos, sin embargo, los productos financieros no tienen un plazo determinado, como las acciones de una empresa, que se pueden comprar y vender en cualquier momento, y el horizonte temporal de la inversión variará en relación al objetivo de rentabilidad pretendido.

Tipos de horizonte temporal

El activo financiero o el objetivo marcado será lo que determinen el tipo de horizonte temporal de una inversión:

Corto plazo. Son aquellas inversiones cuyo horizonte temporal es igual o inferior a un año. Hablamos de activos que permiten recuperar el capital en ese plazo como pueden ser:

  • Depósitos a plazo fijo a corto plazo: el capital permanece inmovilizado durante un tiempo (seis meses, un año) y a fecha de vencimiento del mismo se liquidarán los intereses.
  • Letras del Tesoro: son títulos de deuda pública emitidos a corto plazo (tres, seis, nueve o doce meses) y emitidos al descuento. La diferencia entre el valor de reembolso de la letra en el momento del vencimiento y el precio que se pagó en el momento de adquisición será la rentabilidad generada.
  • Bonos a un año: son emisiones de deuda de instituciones públicas o empresas privadas; el emisor se compromete a devolver el capital más los intereses en el plazo indicado para su vencimiento.

También se pueden hacer inversiones a corto plazo adquiriendo acciones de empresas en la bolsa; la rentabilidad dependerá de la diferencia entre el precio de compra y el de venta de las acciones en cuestión.

Medio plazo. Son las inversiones que se mantienen entre uno y cinco años. En este caso se encuentran, por ejemplo:

  • Fondos de inversión. La documentación asociada a cada fondo de inversión (Folleto y documento de Datos Fundamentales para el Inversor (DFI)) indica sus características y condiciones así como el horizonte temporal recomendado (tres, cinco años), plazo que variará en función de las características de los activos que componen su cartera. La elección entre los distintos tipos de fondos debe hacerse teniendo en cuenta el deseo y la capacidad de asumir riesgos del inversor, así como sus expectativas de rentabilidad y su horizonte temporal de inversión. En nuestra web puedes acceder a más información sobre los diferentes tipos de fondos disponibles.
  • Bonos del Estado: Son emisiones de deuda del Tesoro público cuyo plazo oscila entre los dos y los cinco años. Pagan intereses anualmente, en forma de cupón anual, en vez de al vencimiento.

Inversiones a largo plazo. Cuando el horizonte temporal de una inversión supera los cinco años, estamos hablando de una inversión a largo plazo. Aquí la oferta de activos financieros se amplía:

  • Invertir en oro, un activo cuyo valor es históricamente más estable y que tiene liquidez inmediata.
  • Obligaciones del Estado a 10, 15, 30 y 50 años, que al igual que los bonos del Estado, pagan un interés periódico (cupón anual).
  • Acciones u otros productos de renta variable: su rentabilidad dependerá del comportamiento en cada momento de los mercados bursátiles.

El horizonte temporal es un factor clave a la hora de tomar decisiones inversoras y el plazo fijado para estas inversiones dependerá del objetivo a alcanzar con ellas.

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