El tipo de interés es el precio del dinero, esto es, lo que se paga por emplear una cantidad de dinero durante un plazo determinado. En la práctica, el tipo o tasa de interés es el porcentaje que se abona por pedir prestado dinero o el que se recibe por invertir un capital o por mantenerlo en un depósito bancario. Se calcula como un porcentaje sobre la cantidad prestada, invertida o depositada.

¿Cómo se pueden clasificar los tipos de interés?

El tipo de interés se puede ver desde dos ópticas. Por una parte, la tasa de interés es la cantidad de dinero que hay que pagar cuando se pide un préstamo, es decir, es el coste de una deuda. A la hora de amortizar el préstamo, se tendrá que devolver el principal (el capital solicitado) más un porcentaje sobre este (el tipo de interés aplicado al préstamo).

Por otra parte, el tipo de interés mide la rentabilidad de un instrumento de ahorro o inversión. Es decir, equivale a la cantidad de dinero que genera un capital cuando se contrata un depósito o un producto de inversión (como unas letras del Tesoro o un fondo de inversión).

Dentro de esta vertiente del interés, este se puede clasificar en:

¿Qué factores influyen en los tipos de interés?

En la fijación de los tipos de interés por parte de las entidades financieras influye la relación entre oferta y demanda que haya en un momento determinado en el mercado, así como otros factores como la inflación, la prima de riesgo, o el tipo de interés oficial establecido por el banco central correspondiente.

Los bancos centrales utilizan los tipos de interés como un instrumento de política monetaria, subiéndolos o bajándolos en función de la situación económica.

¿Quién determina la tasa de interés?

En primer lugar, el tipo de interés oficial lo establece el banco central (en la UE el Banco Central Europeo, en EE. UU. la FED) para controlar el nivel de precios de un país. Es la tasa de interés al que el banco central prestará dinero a otras entidades bancarias o la que tendrán que pagar los bancos cuando se prestan dinero entre sí.

Las entidades bancarias utilizan el tipo de interés oficial del dinero como tipo de referencia para sus productos, como las hipotecas o depósitos. Pero el tipo de interés concreto que aplique a cada producto de financiación dependerá de factores como el plazo de amortización, el tipo de operación o el perfil crediticio del cliente.

Tipos de interés en un préstamo

A la hora de contratar un préstamo se utilizan varios términos relacionados con el interés que no son iguales, como el TIN o el TAE. Estas son sus definiciones.

Interés nominal o TIN

El TIN o tasa de interés nominal equivale al coste de oportunidad para el banco de no poder disponer de un dinero que ha prestado. Se fija en función de un porcentaje sobre la cantidad prestada con capitalización simple, sin incluir otros gastos financieros o comisiones que implique el préstamo.

Tasa anual equivalente (TAE)

La TAE o tasa anual equivalente indica de manera más ajustada el coste de un préstamo, ya que a la tasa de interés nominal se le añadirán los gastos y comisiones y el plazo de la operación. Así, la TAE permite comparar el coste de varios préstamos.

Modalidades de tipos de interés en una hipoteca

El tipo de interés también se utiliza para calcular lo que cuesta devolver una hipoteca. Se puede contratar una hipoteca a tipo fijo, mixto o variable. Estas son sus diferencias.

Fijo

En una hipoteca, el tipo de interés fijo es el que se mantiene siempre igual durante toda la vida del préstamo hipotecario. Es decir, quien contrata una hipoteca paga siempre cuotas iguales.

Variable

Una hipoteca con tipo de interés variable es aquella en la que el porcentaje de intereses que se pagan al devolver el préstamo se modifica periódicamente (semestral o anualmente) en función de las oscilaciones de un indicador de referencia, habitualmente el Euríbor.

Mixto

Una hipoteca con tipo de interés mixto es aquella que en sus primeros años aplica un tipo de interés fijo (es decir, las cuotas son fijas) y posteriormente se pasa a un tipo variable, que estará referenciado a un indicador como el Euríbor.

Intereses en las tarjetas de crédito

Las tarjetas de crédito son otra forma de financiarse, y por tanto, están sujetas al pago de intereses. Lo más habitual es que si se paga el saldo dispuesto a final de mes no se abonen intereses, pero si se acuerda el pago del saldo dispuesto en un plazo mayor o se reparte el pago en varias cuotas sí se pagan intereses.

Los intereses por aplazamiento de una tarjeta de crédito empiezan a contabilizarse a partir del día siguiente al del vencimiento del pago (normalmente se realiza mensualmente, a final de cada mes), y se calculan sobre el saldo impagado.

Las tarjetas de crédito aplican también un interés por demora en el pago (si el titula se retrasa en el pago de alguna cuota) y en ocasiones un tipo de interés por retirada de efectivo en cajeros.