Previsiones de la campaña del aceite de oliva y la aceituna de mesa
PYMES Y NEGOCIOS I 30 de septiembre de 2024
Con septiembre llega un momento clave para la industria agrícola española. Hablamos, cómo no, de la campaña de la aceituna, que en los últimos años se ha visto gravemente influida por la situación de sequía que afecta a nuestro país.
Pero ¿cuáles son las previsiones de la campaña de la oliva para 2024? Aquí queremos explicarlo y, además, hablar de las principales tendencias tecnológicas que están revolucionando el sector y paliando en la medida de lo posible la falta de recursos hídricos.
La campaña de la oliva dio comienzo oficialmente en España el pasado 26 de agosto. Una fecha extremadamente temprana y que se debe a dos situaciones diferentes: por un lado, las condiciones meteorológicas de las semanas precedentes; y, por otro, a la escasez de aceitunas en los almacenes. No hay que olvidar que las últimas campañas no han sido todo lo buenas que cabría esperar y que, aunque algo mejor, la previsión es que esta se sitúe por debajo de la media también, como veremos más adelante.
Como siempre, la campaña de la oliva empezó con el ‘verdeo’ de la aceituna, es decir, con la labor agrícola destinada a la recolección de la aceituna de mesa. Según la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), otro factor a tener en cuenta para el comienzo prematuro de la campaña fue la maduración temprana de los frutos. En este sentido, cada vez son más importantes las técnicas de detección temprana de las cosechas.
En lugares como Andalucía o Extremadura, la campaña de la aceituna se inauguró con la recogida de la variedad gordal. Posteriormente, se inició la recolección de la variedad manzanilla y después, llegará el turno de la hojiblanca.
Como adelantábamos, las expectativas de esta campaña son ligeramente mejores que las del pasado año. Vamos a verlo en detalle:
Según Gabriel Cabello, responsable de aceitunas de mesa de Cooperativas Agroalimentarias de España y Efeagro, las previsiones a nivel nacional afirman que se superarán las cifras de la campaña de la aceituna de 2023, en la cual se recogieron muy poco más de 400.000 toneladas. El inicio de la campaña ha sido bueno, sin embargo, el intenso calor y las pocas precipitaciones del mes de agosto han impactado de lleno en la producción, sobre todo en las variedades que son más tardías. Aún así, se espera que la cifra ronde entre las 492.000 y las 500.000 toneladas, lo que la situaría en la media de los cuatro últimos años, aunque seguiría por debajo de la media histórica.
Analizando las variedades en detalle, se ve que algunas dan frutos de menor tamaño o en proceso de ‘arrugamiento’ por falta de agua. En cambio, en las zonas menos afectadas por la sequía, las aceitunas han mantenido un calibre adecuado para su verdeo.
Hay que tener en cuenta, como indican desde la Escuela Superior del Aceite de Oliva (ESAO), que las previsiones varían mucho en función de la región de España de la que estemos hablando. Por ejemplo, en Andalucía se espera una producción media-alta debido a las lluvias acontecidas en primavera y principios de verano, que se estiman suficientes para haber mantenido la humedad del suelo.
En cambio, en Extremadura y Castilla-La Mancha se prevén recogidas en torno a la media o un poco por debajo. La moderada recuperación de los recursos hídricos de estas zonas podría favorecer también una mejor campaña, siempre y cuando las lluvias de septiembre sean las adecuadas.
Si nos fijamos en las previsiones para el aceite de oliva, de nuevo tenemos que fijarnos en el cielo. En las zonas de olivar andaluzas se espera una campaña con producción media-alta, ya que las lluvias de finales de primavera han ayudado a mantener la humedad en el suelo; en Castilla La-Mancha hay previsiones de una campaña moderada, ya que aquí sí se han visto afectados los acuíferos que se emplean para el riego; y en Extremadura las condiciones han sido buenas para mantener el cultivo en las condiciones óptimas.
Si nos fijamos en los datos totales, según la Cooperativas Agro-alimentarias de España, esta campaña se estima que se produzcan entre 1,2 y 1,7 millones de toneladas de aceite de oliva, con una media de alrededor de 1,4 millones de toneladas. Esto supondría una recuperación significativa, posicionando a nuestro país como principal productor.
Los datos que ha aportado el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación nos dejan, a cierre del pasado mes de julio, buenos resultados, aún teniendo en cuenta la gran subida de precio que ha experimentado el aceite de oliva en el último año.
El aceite de oliva ha superado las cifras de comercialización en el mercado interior del año anterior, con 337,2 miles de toneladas (un 18% más que en la anterior campaña); aunque no llega a la media de los últimos cuatro años. Sin embargo, este año han aumentado las importaciones con 206.000 toneladas y las exportaciones se cierran ligeramente por debajo de la media, con 626.700 toneladas (5.300 toneladas menos se han exportado).
Como avanzábamos, el mayor condicionante del aceite de oliva en estas últimas campañas ha sido el precio: la buena noticia es que los precios de todas las categorías de aceite de oliva se sitúan por debajo de los niveles de la campaña pasada, con diferencias en los virgen extra según el mercado. El precio medio de la campaña se queda en 636,8€/100kg.
En definitiva, el aceite ha tenido un nivel de comercialización levemente superior a la campaña anterior, en un contexto de bajas existencias iniciales.
A pesar de las dificultades ocasionadas por la falta de precipitaciones, la aplicación de diversas innovaciones y tecnologías está consiguiendo optimizar los recursos y paliar la crisis. Entre las tendencias más importantes que actualmente se aplican están las siguientes:
Además, la innovación tecnológica también está afectando a la producción del aceite de oliva. Por ejemplo, a través de las nuevas técnicas de centrifugación, las cuales reducen la necesidad de agua y permiten aprovechar al máximo el contenido de la oliva.
Todos estos avances técnicos están consiguiendo revolucionar la industria y mejorar las previsiones de la campaña de la aceituna, a pesar de que las condiciones meteorológicas a lo largo de los últimos años no hayan sido las adecuadas. Es previsible que, si los efectos de la sequía se reducen, las futuras cosechas superen en cantidad a las máximas históricas, sin que ello suponga un mayor gasto de recursos. Algo que, además, podría implicar una reducción de los precios finales.
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