Formación agraria para la nueva generación de agricultores
PYMES Y NEGOCIOS I 13 de agosto de 2024
Según el Informe 2024 Cocampo sobre la Estructura del Suelo Rústico en España, el campo español se enfrenta a un grave problema: el envejecimiento de los propietarios de explotaciones agrícolas. De hecho, solo el 4,2% de ellos tiene menos de 35 años, mientras que el 41,3% supera los 65 años. Conclusiones similares se obtuvieron en el Foro de alto nivel sobre el relevo generacional en el sector agrario, que se celebró en Pamplona a inicios del mes de julio, y donde el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, recordó que un tercio de los jefes de explotaciones en Europa tienen más de 65 años. Si nos fijamos en España, esa misma ratio es del 41,2 % y dos de cada tres agricultores estará en edad de jubilación en 2030.
Sin embargo, la agricultura puede ser una salida profesional llena de futuro y oportunidades para hacer crecer tu pequeña empresa. Especialmente, si se cuenta con la formación agraria necesaria como para gestionar los cultivos de forma moderna, eficiente y rentable.
La formación agraria es todo aquel conocimiento destinado a ser puesto en práctica en el área de la agricultura, es decir, con el objetivo de producir bienes de consumo humano a través de plantaciones y cultivos. En caso de que estuviesen destinados a la alimentación animal, hablaríamos de formación agropecuaria.
En cualquier caso, existen opciones de formación profesional agraria para todos los niveles:
La duración de todas estas formaciones profesionales agrarias ronda las 2.000 horas, las cuales suelen dividirse en dos cursos lectivos y conllevan la realización de prácticas en empresas dedicadas a la agricultura.
Todos estamos acostumbrados a encontrarnos con agricultores que carecen de formación específica. Al menos, tal y como la concebimos hoy en día. En muchos casos, su éxito se debe a lo que han aprendido a lo largo de sus vidas, ya que empezaron a trabajar en el campo desde muy jóvenes, aprendiendo directamente de sus mayores.
Sin embargo, el sector agrícola ha cambiado mucho en los últimos años. De hecho, para lograr que los cultivos sean eficientes, rentables y sostenibles, es necesario contar con conocimientos especializados. Cualquiera de las formaciones profesionales agrarias que citamos anteriormente es un buen ejemplo.
También hay carreras universitarias relacionadas con el campo. Es el caso, por ejemplo, de los grados en Ingeniería Agrícola o en Ingeniería Agroalimentaria. Incluso existen titulaciones de máster que permiten llevar los conocimientos un paso más allá.
Actualmente, para ser considerado como un agricultor profesional en España, es necesario ser el titular de una explotación agraria y, al menos, obtener el 50% de la renta anual total a través de las actividades realizadas en ella de forma directa o complementaria. Asimismo, también pueden recibir esta consideración quienes dediquen la mitad de su jornada laboral o más a trabajar sus cultivos.
De todo lo dicho anteriormente se desprende que, hoy en día, un agricultor no puede limitarse a dominar exclusivamente los aspectos relacionados con la plantación de sus cultivos. Además, es necesario que tenga conocimientos en muchas otras materias.
La sostenibilidad se define como el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer las capacidades de las futuras generaciones. Hoy en día, la aplicación de técnicas sostenibles en el campo español es fundamental, sobre todo, para frenar la deforestación y garantizar las demandas de la población a nivel internacional y, en muchos casos, internacional.
Por su parte, también se exigen amplios conocimientos en materia medioambiental. Especialmente, en lo referente a productos químicos que puedan contaminar el suelo o las aguas, así como incrementar el efecto invernadero.
Una explotación agraria es una empresa y debe ser gestionada como tal. Sin embargo, no es sencillo. Para las nuevas generaciones de agricultores, tener conocimientos en materia de gestión laboral y de contabilidad se antoja imprescindible.
La Unión Europea es cada vez más exigente al respecto. La digitalización del campo español es clave para incrementar la eficiencia de los cultivos. Lo mismo sucede con la integración de nuevos sistemas de riego que optimicen al máximo el uso del agua, de drones que analicen las características del terreno cultivable y de sensores que averigüen las necesidades del suelo en todo momento.
La formación agraria en cualquiera de estas disciplinas marcará en buena medida el éxito o el fracaso de las nuevas generaciones de agricultores. Una profesión que está abandonando su carácter tradicional para adaptarse a los nuevos tiempos y satisfacer mejor las demandas de la población, así como para ofrecer una mejor salida laboral a los interesados en ella.
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