Estrategias de economía circular en el sector agrario
PYMES Y NEGOCIOS I 10 de diciembre de 2024
El compromiso con la sostenibilidad es un valor que, poco a poco, ha ido impregnando cada ámbito de la estructura social y económica de aquellos países comprometidos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) definidos por la ONU. En este sentido hay cuatro ODS que se relacionan de manera directa con el sector agrario y son: el séptimo Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna, el decimosegundo Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles, el decimotercero Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos y el decimoquinto Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras, detener la pérdida de biodiversidad.
España es uno de los países que ha mostrado su pleno respaldo hacia el cumplimiento de los ODS, lo que se ha traducido en el fomento de una conciencia social en la que el respeto por el medioambiente, la reducción de la huella de carbono o el consumo responsable de las materias primas y de las fuentes energéticas han ganado protagonismo. Y esto ¿qué impacto tiene en el sector agrario? A que, como actividad económica, necesita revisar su sistema productivo para garantizar que se desarrolla ajustándose a los principios vinculados a la sostenibilidad.
El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico define la economía circular como “aquella en la que el valor de los productos, los materiales y los recursos se mantienen en la economía durante el mayor tiempo posible, y en la que se reduce al mínimo la generación de residuos”. Es decir, es un sistema en el que la utilización de los recursos se optimiza al darles un segundo, tercer o cuarto uso, e incluso más si lo admite, de tal manera se reduce el consumo de otros nuevos.
A la concepción anterior de la economía circular se debe sumar la visión ofrecida por la Unión Europea, en la que la atención se dirige con gran fuerza a la reutilización de los productos como un camino para garantizar el pleno agotamiento de su ciclo vital.
La propia Estrategia Española de Economía Circular (EEEC), España Circular 2030 pone la atención en la Agricultura al remarcar que, el sistema de economía lineal en el sector primario implica “algunas externalidades negativas que llevan a la degradación y agotamiento en el uso de los recursos naturales, con una especial atención a los recursos hídricos”. A lo que es necesario añadir, se alerta en el documento, la propia degradación del suelo.
Por ello, se proponen una serie de acciones dirigidas a la implementación de la economía circular en el sector agrario a través de:
Analizado el impacto positivo y la importancia de implementar la economía circular en la agricultura, así como las medidas propuestas en la Estrategia Española de Economía Circular (EEEC) para lograr su incorporación en el sector primario, es el momento de repasar ejemplos concretos de su funcionamiento.
El compostaje es el reciclado de residuos orgánicos –entre los que se encuentran los restos de frutas, verduras, plantas o cultivos–, que son procesados para dar lugar al compost, un abono de origen natural y rico en nutrientes.
Precisamente, el elevado número de nutrientes del compost hacen que sea un producto que ayuda a la recuperación del terreno, la protección frente a su potencial degradación progresiva, además de ser un fertilizante orgánico de gran calidad.
Recuperar el agua de la lluvia mediante la instalación de un sistema que facilite su captación y evite que se pierda, no solo es una manera de realizar un consumo sostenible del agua, también ofrece a los agricultores una vía de autoabastecimiento con el que hacer frente a las épocas de sequía. Una técnica asociada a la economía circular que resulta especialmente interesante en aquellos lugares en los que la escasez de agua lleva a las autoridades a decretar cortes puntuales en el suministro de agua.
La agricultura de precisión es aquella que utiliza la información disponible para determinar cuál es el cultivo más adecuado para un terreno concreto, en atención a sus condiciones y características propias como humedad, densidad o nutrientes, pero también de su localización geográfica. En este punto será de gran apoyo poder estudiar el clima, así como las precipitaciones –tanto los períodos como los volúmenes de los últimos años–.
Este sistema de explotación agraria también integra el uso de tecnología, como sensores de humedad o la implementación de la robótica, como elementos que impulsan la eficiencia energética, así como una utilización más eficaz de los recursos materiales y humanos.
Por último, dada la importancia que está cobrando en los últimos años, mencionar la agricultura 4.0. Una forma de explotación agraria que va un paso más allá de la propuesta por la de precisión, al involucrar el big data, la inteligencia artificial y la tecnología para realizar mejoras en las explotaciones agrarias.
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