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El propio Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno de España lo constata: el cultivo de frutos secos no para de crecer en nuestro país. ¿El motivo? Principalmente, la alta demanda que tienen estos productos a escala internacional, tanto dentro de las fronteras de la Unión Europea como fuera de ella. Para hacernos una idea, las compras de este tipo de productos han crecido el 17% a lo largo de los últimos 5 años.

Por ello, no es de extrañar que cada vez un mayor número de agricultores estén dedicando parte o la totalidad de sus campos al cultivo de frutos secos. Pero ¿el futuro es realmente prometedor en este sentido o hay señales que indican que podría cambiar? Esta es una de las muchas cuestiones que queremos analizar aquí.

Evolución del cultivo de frutos secos

Como acabamos de señalar, las ventas de frutos secos han crecido el 17% en los últimos 5 años. Este es un dato especialmente significativo si tenemos en cuenta que en 2020 el sector se vio frenado por la pandemia. Sin embargo, al año siguiente el porcentaje volvió a elevarse hasta el 4%, lo que supuso un impacto en la economía española de casi 2.700 millones de euros.

En la actualidad, el mercado de los frutos secos en España se encuentra en una situación de claro crecimiento, lo que está incentivando las inversiones y las reconversiones de terreno. Además, se trata de un sector que ya genera más de 11.000 empleos directos. Existen varios factores que explican estos datos.

Demanda creciente

Muchas regiones de España poseen el clima ideal para el cultivo de frutos secos. Es el caso, por ejemplo, de Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y algunas zonas de Aragón. Esto ha hecho posible que muchos clientes de países de la Unión Europea se fijen en el país e incrementen la demanda. Además, el terreno disponible es perfectamente capaz de satisfacer la demanda nacional y la internacional sin ningún problema.

Evidentemente, la exportación supone un importante desafío para los agricultores y las principales empresas especializadas. Sin embargo, el crecimiento en el número de hectáreas de terreno dedicadas al cultivo de frutos secos y la innovación en los procesos productivos y distributivos está haciendo posible afrontarlo.

Principales tendencias

España es un referente mundial en el cultivo de almendras. De hecho, lleva siéndolo ya bastantes años. Sin embargo, el crecimiento de la demanda está poniendo el foco en otras variedades que, hasta ahora, no eran tan populares. Es el caso, por ejemplo, de las nueces y de los pistachos, pero también de las avellanas y de las algarrobas. Todas ellas están experimentando un empuje, que se verá acentuado cuando empiecen a producir todas las hectáreas de terreno que ahora mismo son demasiado recientes como para hacerlo.

Tecnologías innovadoras

Es sorprendente, pero el cultivo de frutos secos ha sido capaz, incluso, de revalorizar terrenos que, hasta ahora, se consideraban marginales. Es más, están logrando ofrecer productos de muy alta calidad gracias al uso de novedosas tecnologías.

La mayoría de ellas están relacionadas con la genética y hacen posible que, en algunos casos, la rentabilidad de los frutos secos llegue a ser hasta 10 veces superior que la de un cereal. Mención especial también merece la tecnología conocida como “gemelos digitales”, que es capaz de simular una explotación agraria a partir de la inteligencia artificial y el big data.

Factores clave en el cultivo de frutos secos

Ya conocemos cuál ha sido la evolución del cultivo de frutos secos en España durante los últimos años. Ahora llega el turno de analizar cuáles son los aspectos clave que determinan que una plantación sea exitosa o no. Vamos a verlos:

  • El clima. Probablemente, el más importante de todos. Para escoger un terreno adecuado hay que realizar un estudio pormenorizado de la humedad, las horas de frío y de calor, la posibilidad de que se produzcan heladas o de la cantidad de lluvias que se registran cada año. Para ello, el uso de estaciones meteorológicas es fundamental.
  • El suelo. Es necesario determinar sus características en términos de presencia de nutrientes, textura, profundidad y salinidad. Para ello, es imprescindible el uso de sondas de humedad.
  • El modelo. Suele ser intensivo o superintensivo, en función de si los frutos secos están destinados al uso industrial o al consumo de aperitivos. Aquí también hay que determinar la calidad del suelo, la época de recolección y las necesidades de polinización.
  • ¿Secano o regadío? Teniendo en cuenta los aspectos comentados hasta ahora, el propietario del terreno podrá determinar si el suelo puede tratarse como cultivo de secano o de regadío. En este último caso, habrá que presupuestar y diseñar la instalación de agua.
  • Las posibles enfermedades. Debemos tener en cuenta que cada tipo de fruto seco está expuesto a una enfermedad concreta. Por ejemplo, los nogales que dan las nueces pueden padecer antracnosis y xanthomonas, mientras que los almendros son muy vulnerables a la monilia y la roya.

Estos son los cinco aspectos más importantes que tener en cuenta, pero hay otros. Hablamos, por ejemplo, de la disponibilidad de mano de obra cualificada para la recogida cuando llegue el momento o de las necesidades específicas de nutrición que presenta el suelo.

Todo esto puede venir determinado por cómo queramos vender los frutos secos en el mercado. La alternativa convencional es la que tiene un menor número de requisitos, pero las opciones orgánicas, bio y ecológicas tienen cada vez mejor acogida. El elegir una variedad u otra determinará los fertilizantes que se pueden usar y los métodos que ayudarán a prevenir y combatir enfermedades y plagas.

Frutos secos más cultivados en España

Llega el momento de analizar cuáles son los principales cultivos de frutos secos que hay en España. Para ello, es importante conocer, también, cuáles son las regiones del país que más oportunidades ofrecen para sembrarlos por sus buenas condiciones climatológicas.

En este sentido, Andalucía y Castilla-La Mancha presentan datos muy similares. De hecho, entre ambas copan el 53% de la producción nacional. Si ampliamos la mirada un poco, podemos comprobar que, sumando las cifras de Aragón (11%), Región de Murcia (11%), Comunidad Valenciana (10%) y Cataluña (7%), se alcanza el 92% del total.

Pero ¿cómo se reparte la producción? Podemos adelantar que las almendras son las grandes protagonistas del mercado español de frutos secos, pero hay otras variedades que están pasando a tener cada vez más protagonismo.

Almendras

Son, sin lugar a duda, los frutos secos más cultivados en España. De hecho, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, actualmente representan el 86% de la producción total dentro de nuestro país. Para hacernos una idea, hay casi 600.000 hectáreas de terreno plantadas con este tipo de árbol.

Además, la tendencia es que en el futuro haya más, como demuestra el crecimiento sostenido del 3% en cultivos de secano y del 10% en regadío cada año. Eso sí, aunque existe una alta demanda de almendras, la competencia en el mercado también es bastante más elevada que en otros casos.

Avellanas

Las avellanas también merecen un espacio en este listado de cultivos de frutos secos más importantes de España. Según la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos, actualmente hay dedicadas 16.200 hectáreas de terreno a ellas.

En estos momentos, el cultivo de avellanas presenta unas cifras bastante similares al de las nueces y supone el 1% del total.

Nueces

Sin duda, el cultivo de nogales para la obtención de frutos secos es el que está experimentando una expansión más evidente, aunque todavía no puede considerarse como protagonista ni excesivamente relevante. De hecho, apenas supone el 1% del total de los frutos secos producidos en España.

Para hacernos una idea, basta con decir que los últimos estudios certifican que hay 9.550 hectáreas de terreno dedicadas al cultivo de nogales, de las cuales el 27% todavía no están en producción por ser demasiado jóvenes.

Pistacho

El cultivo de pistacho es otro de los que está experimentando un mayor crecimiento en los últimos tiempos, y supone el 8% de la producción total del país.

Aproximadamente, España cuenta con 48.000 hectáreas de terreno dedicadas al cultivo de pistachos. La tasa de crecimiento anual se sitúa en el 31% en secano y en el 20% en regadío, si bien es cierto que el 63% de la superficie son terrenos nuevos que todavía no han entrado en producción. Cuando lo hagan a lo largo de los próximos años, prometen hacer de España uno de los principales exportadores a nivel mundial.

De momento, lo que es seguro es que el cultivo de frutos secos es una alternativa con cada vez más adeptos, debido, fundamentalmente, a la alta demanda de este producto en los países de la Unión Europea.

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