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España, y el sur de Europa en general, es una de las regiones del mundo que más afectadas se están viendo por el cambio climático. Principalmente, porque cada vez son más habituales y prolongados los períodos de sequía.

Debemos tener en cuenta que, en estos momentos, cerca del 80% del agua dulce disponible en el planeta se utiliza con fines agrícolas. Por ello, con el objetivo de garantizar su consumo, es necesario buscar alternativas que requieran de menos recursos hídricos o utilizar los sistemas de riego que son más eficientes.

Este es el motivo por el que vamos a hablar de la importancia de los cultivos que necesitan poca agua. Pero no solo eso. También expondremos 8 ejemplos que pueden ayudar a conservar este recurso tan valioso.

La importancia de los cultivos de bajo requerimiento hídrico en escenarios de sequía

Los cultivos de bajo requerimiento hídrico, es decir, aquellos que son capaces de sobrevivir y dar rendimiento requiriendo un escaso consumo de agua, promueven un uso más eficiente de este líquido tan valioso. Especialmente, en épocas de sequía, las cuales son cada vez más habituales en muchos lugares del mundo. Entre ellos, España.

Evidentemente, la primera ventaja que ofrecen este tipo de cultivos es el ahorro de agua, que gracias a ellos puede destinarse a otros usos. Hablamos, por ejemplo, del consumo humano. Sin embargo, no es la única. Además, los cultivos de bajo requerimiento hídrico exigen menos cuidado y atención por parte de los agricultores y son menos propensos a sufrir plagas y enfermedades.

Además, no necesitan sistemas de riego sofisticados, lo que supone también un ahorro de costes económicos, de tiempo y de recursos adicionales. Por si fuera poco, son más resistentes a los períodos de sequía, de modo que pueden sobrevivir sin inconvenientes a las situaciones de estrés hídrico.

8 cultivos que consumen menos cantidades de agua

Muchas personas no son conscientes, pero el cultivo de un kilo de arroz suele requerir, aproximadamente, 5.000 litros de agua. Algo parecido sucede con el trigo, si bien es cierto que existen variedades capaces de sobrevivir en condiciones de cada vez mayor escasez.

Sin embargo, hay muchos otros tipos de cultivos que necesitan poca agua y que son ideales para aquellos lugares especialmente susceptibles de sufrir largos períodos de sequía. Vamos a ver algunos ejemplos.

Patatas

Sin duda, este tubérculo ha demostrado ser uno de los más resistentes a las sequías. La razón está en su capacidad para almacenar grandes cantidades de agua en la raíz. De hecho, suele usarse para diversificar los cultivos, lo que es de gran ayuda para la sostenibilidad de la agricultura.

Plantas leguminosas

Sus características adaptativas les brindan la posibilidad de sobrevivir en condiciones de extrema escasez de agua. De hecho, se caracterizan por contar con raíces muy profundas que les permiten explorar porciones de suelo más extensas en busca de humedad que absorber.

Guisantes

Los guisantes no solo crecen y ofrecen un buen rendimiento en condiciones de escasa humedad. Además, lo hacen también en situaciones en las que el suelo es pobre en nutrientes. Por si fuese poco, ayudan a fijar el nitrógeno en el suelo, lo que incrementa su fertilidad de cara al futuro.

Cebollas

Con ellas sucede algo parecido a lo que pasa con los guisantes: son extremadamente resistentes a las condiciones propias de las sequías y a los suelos faltos de nutrientes. Algo realmente importante, ya que es uno de los ingredientes más utilizados en las cocinas de todo el mundo.

Olivos

Este árbol de hoja perenne se ha adaptado a la perfección a zonas secas y áridas. Si bien es cierto que la falta de lluvias afecta a su rendimiento, como ha quedado patente en España en los últimos años, son extremadamente resistentes.

Alcachofas

Otra buena alternativa. Los cultivos de alcachofas son muy resistentes a la escasez de agua, ya que se adaptan a la perfección a climas secos.

Pimientos

Los cultivos de pimientos también se caracterizan por poseer raíces muy profundas capaces de acceder a la humedad ubicada en las capas inferiores del suelo. Por ello, se adaptan perfectamente a los entornos más secos. Además, son muy fáciles de cultivar y crecen bastante rápido.

Berenjenas y calabacines

Ambas plantas pueden resistir muy bien la sequía. Es cierto que requieren de cierta vigilancia durante las fases de crecimiento de la planta, pero una vez que alcanzan la madurez necesitan muy poca agua para dar fruto.

Todas estas opciones pueden considerarse como cultivos que necesitan poca agua y que, por ende, son ideales para mantener la producción durante períodos de sequía. No es de extrañar que, en los últimos años, hayan proliferado bastante en el campo español frente a otros tipos de plantas. Sin duda, fantásticas opciones para seguir satisfaciendo la demanda de consumo humano, causando el menor perjuicio posible a los recursos hídricos nacionales.


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