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El crecimiento de la población y la reducción de las tierras de siembra disponibles son problemas a los que el sector agrícola actual está teniendo que hacer frente. En este sentido, la hidroponía es una de las técnicas más innovadoras e interesantes a la hora de poner solución a estos problemas.

Pero, ¿qué son los cultivos hidropónicos? ¿Cómo funcionan y qué tipos existen? Sin duda, se trata de preguntas muy interesantes a las cuales te vamos a responder en este artículo.

¿Qué es un cultivo hidropónico?

Los cultivos hidropónicos se diferencian de los convencionales en que las plantas que los conforman no se siembran en el suelo. En su lugar, se emplea una solución elaborada a partir de agua que aporta a las raíces todos los nutrientes que necesitan para crecer.

Puede parecer un método de cultivo muy moderno y sofisticado, pero no lo es tanto. De hecho, se estima que fue utilizado por primera vez en los Jardines Colgantes de Babilonia, que fueron una de las siete maravillas del mundo antiguo y que fueron mandados construir en el siglo VI a.C. por Nabucodonosor II. Eso sí, la técnica fue especialmente desarrollada durante el siglo XX.

¿Cómo funciona un cultivo hidropónico?

Como ya hemos dicho, los cultivos hidropónicos sustituyen el sustrato por una solución acuosa que aporta a las plantas los nutrientes que necesitan. Según la variedad cultivada es necesario calcular de forma precisa su composición. Y es que, además de agua, el líquido ha de contener niveles adecuados de potasio, fósforo, magnesio, calcio, azufre y nitrógeno, así como otras sustancias en menor cantidad (estiércol o guano, fertilizantes orgánicos, sales minerales, etc.).

En algunos casos, la solución nutritiva no implica la supresión total del sustrato. ¿El motivo? Hay variedades de cultivo que requieren que las raíces se aireen y que la planta cuenta con un soporte firme. En este sentido, los materiales más utilizados son:

  • Lana de roca: tiene forma de esponja y no se degrada. Se consigue fundiendo roca de basalto.
  • Lana, fibra de madera o cáscara de arroz: se degradan de manera muy lenta. Resultan especialmente útiles a la hora de airear las raíces./li>
  • Piedra pómez, vermiculita o perlita: los materiales más ligeros y porosos. Esto les permite retener el agua y favorecer la circulación del aire.

Una vez elaborada la solución acuosa y, de ser necesario, elegido el sustrato, comienza la siembra. A partir de ese momento, el agricultor debe controlar todos y cada uno de los aspectos del cultivo hidropónico para obtener los resultados adecuados. Hablamos, en concreto, de:

  • El pH: es decir, la acidez del sustrato y de la solución, que deberá variar en función del tipo de planta que se haya cultivado.
  • La conductividad eléctrica: este elemento indica si es necesario reponer o no los nutrientes disueltos en la solución acuosa.
  • El aire: si el entorno hidropónico es cerrado, habrá que controlar los niveles de dióxido de carbono para garantizar la fertilización.
  • La luz: si se quiere maximizar el rendimiento, resulta indispensable combinar luz natural y artificial. Actualmente, las lámparas LED son las más utilizadas en este tipo de cultivos por su escaso consumo energético.

Ventajas de los cultivos hidropónicos

Hay muchos motivos por los que la hidroponía fue una técnica tan popular en el siglo XX y, actualmente, sigue atrayendo la inversión y la atención de los agricultores. Vamos a verlos.

Ausencia de químicos

Puesto que las plantas no se siembran en la tierra, no existe el riesgo de que crezcan hierbas intrusas, por lo que no es necesario emplear herbicidas. No olvidemos que estas sustancias pueden alterar notablemente el equilibrio ecológico de la zona y resultar tóxicas tanto para los animales como para las personas.

Ahorro de recursos hídricos

El agua es un bien extremadamente escaso, sobre todo, en una situación de sequía como la que estamos viviendo actualmente. Por ello, usarlo con el máximo criterio posible es básico.

A este respecto, los cultivos hidropónicos son capaces de reducir hasta el 50% el agua utilizada por un cultivo convencional equipado con un sistema de riego. Hay varias razones que lo explican. La primera de ellas es que el agricultor elabora la solución nutritiva, la cual debe contener una cantidad concreta de agua y nutrientes para dar soporte a la planta. Además, ese agua puede reutilizarse, lo que garantiza la eficiencia y limpieza del sistema.

Variedad a cultivar

El desarrollo de la técnica hidropónica ha hecho posible cultivar casi cualquier planta a partir de ella. Sin embargo, no podemos obviar que hay algunas más rentables que otras. Es el caso de:

  • Hortalizas: pepinos, berenjenas, pimientos, cebollas, tomates, calabacines, rábanos, zanahorias y remolachas.
  • Verduras: judías verdes, coles, coliflores, puerros, guisantes, lechugas, brócolis y espinacas.
  • Plantas aromáticas y especias: albahaca, cilantro, romero, estragón y tomillo.
  • Frutas: melones, frutos rojos, uvas y manzanas, siempre que se usen variedades enanas.

No necesita suelo

La población mundial ha experimentado un notable crecimiento a lo largo del último siglo. Esto, unido al desarrollo de grandes ciudades, ha perjudicado la disponibilidad del suelo para cultivar. En este sentido, la hidroponía brinda la posibilidad de elevar la producción reduciendo el espacio utilizado para sembrar, lo que actualmente es de vital importancia.

Aquí también debemos decir que la hidroponía favorece la creación de cultivos verticales. Esta técnica permite a los agricultores optimizar sus espacios sin necesidad de invertir en la compra de nuevas parcelas. Algo que reduce la deforestación y contribuye positivamente a frenar el cambio climático.

Tipos de sistemas hidropónicos

Al contrario de lo que muchos creen, no existe un único sistema de cultivo hidropónico. Es más, podemos identificar hasta seis diferentes. La elección de uno u otro dependerá, fundamentalmente, del espacio disponible y del tipo de planta que se quiera cultivar.

Flujo y reflujo

Vamos a empezar hablando del sistema hidropónico de flujo y reflujo, que se fundamenta en la inundación temporal de un contenedor provisto de la solución de nutrientes. En su interior también se ponen las plantas a cultivar. Debe su nombre a que el depósito se llena hasta un nivel determinado de antemano y, después, se drena. Este proceso ha de repetirse varias veces al día para garantizar que los cultivos siempre estén en contacto con el agua.

Sin duda, se trata del mejor sistema hidropónico para plantas con elevadas necesidades de riego, así como para aquellas que se benefician de alternar períodos de sequía e inundación. Los ejemplos más evidentes los ofrecen los pimientos y los tomates.

Aeroponia

En primer lugar, quienes aplican este sistema buscan un modo de mantener suspendidas en el aire las plantas. Después, no sumergen las raíces en la solución nutritiva, sino que la rocían sobre ellas cada cierto tiempo. Es el tipo de hidroponía más utilizado al cultivar plantas de crecimiento rápido, como pueden ser las hierbas aromáticas. Especialmente, el cilantro y la albahaca.

Raíz flotante

Aquí nos encontramos con un sistema ideal para plantas con raíces cortas, como pueden ser las fresas. En concreto, para ponerlo en práctica es necesario poner las plantas sobre una cama flotante fabricada en poliestireno, espuma u otro elemento similar, de modo que las raíces queden colgando.

Posteriormente, las raíces se sumergen en la solución de nutrientes diseñada por el agricultor. También es necesario el uso de una bomba de aire que suministre el oxígeno que necesitan para que la planta crezca.

Goteo

Se trata de una variedad de hidroponia parecida al riego por goteo empleado en muchos cultivos tradicionales. La diferencia está en que las gotas no son de simple agua, sino de la solución nutritiva. Hay un dispositivo llamado timer que controla el tiempo de suministro. Esto hace que sea ideal para aquellos cultivos con necesidades más específicas de nutrientes, como pueden ser las berenjenas o los pimientos.

Mecha

También denominado sistema hidropónico de pabilo. Al igual que el que veremos a continuación, es muy utilizado por lo fácil que resulta de aplicar. Además, es muy barato.

En concreto, el sistema hidropónico de mecha o pabilo requiere la colocación de las plantas en una maceta. En la parte inferior de estas se ubica un material absorbente conocido como mecha o pabilo, que es el que permite que las raíces de la planta obtengan la solución de nutrientes.

Es necesario también que la maceta se coloque en un lugar elevado. El objetivo es que la gravedad ayude a que la solución fluya a través del material y llegue del mejor modo posible a las raíces.

NFT

NFT son las siglas de Nutrient Film Technique, término que podría traducirse como ‘técnica de película de nutriente’. Sin duda, se trata de uno de los sistemas más populares debido a su sencillez. Se basa en la utilización de una lámina o película (de ahí su nombre) cargada con la solución de nutrientes que fluye de forma continua sobre las raíces.

Dichas raíces se ubican sobre un canal inclinado, lo que facilita que la solución de nutrientes circule a través de ellas. Posteriormente, es recogida en un depósito y puede volver a utilizarse hasta que sus propiedades no sean las adecuadas. Ofrece sus mejores prestaciones en el cultivo de lechugas.

Como ha quedado de manifiesto, cada tipo de cultivo hidropónico posee sus ventajas e inconvenientes y se adapta mejor a un tipo concreto de planta. Por ello, la elección de uno u otro dependerá de las necesidades del agricultor y del espacio que tenga disponible.

Lo que está claro en todos los casos es que se trata de sistemas que permiten controlar de forma muy precisa los nutrientes aportados a los cultivos. También son más sostenibles y respetuosos con el medioambiente, ya que requieren menos agua y no emplean herbicidas contaminantes. Además, aunque requieren de una mayor inversión inicial que los cultivos convencionales, son más rentables a largo plazo.

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