Calendario agrícola: guía para planificar cultivos y optimizar la rentabilidad
PYMES Y NEGOCIOS I 5 de septiembre de 2025
La organización en la actividad agrícola es un pilar fundamental que no solo ayuda a obtener el mayor rendimiento de la tierra, también es clave para controlar los gastos y realizar un uso consciente, así como eficiente, de los recursos.
Esta planificación se construye a través del calendario agrícola, el cual, como se explicará en los siguientes apartados, se divide en cuatro fases.
El calendario agrícola es una herramienta fundamental para los profesionales que trabajan en el campo, ya que, gracias a ella, pueden realizar una planificación pormenorizada de las labores y recursos que necesitarán en cada momento.
El calendario agrícola es una herramienta que facilita delimitar y organizar las tareas que se van a realizar a lo largo de la preparación de la tierra, siembra, cultivo y recolección del producto. En él también se van a determinar los recursos, tanto materiales como humanos, que serán requeridos en cada una de ellas.
A la hora de realizar el calendario agrícola será necesario determinar si será un cultivo de secano o regadío, además de la modalidad y las especificaciones propias del mismo. A partir de aquí se irá dividiendo por meses e indicando las tareas y recursos necesarios en cada caso, así como señalando aquellos aspectos importantes que se deben valorar en cada uno de ellos.
El año agrícola hace referencia al periodo comprendido entre la preparación de la tierra para la siembra y las labores posteriores a la recolección, mientras que el ciclo de cultivo se focaliza en el tiempo que transcurre entre la siembra y la recogida del producto.
El periodo que contabiliza es de 12 meses, aunque según el tipo de cultivo y la comunidad autónoma en la que esté ubicado el terreno, se medirá o no en función del año natural.
En España no es sencillo determinar el comienzo y el final del año agrícola, dado que, como recuerdan los medios especializados, no existe una legislación consolidada que así lo fije. Tradicionalmente se ha entendido que los cultivos de regadío siguen el año natural (de 1 de enero a 31 de diciembre), mientras que los de secano dan comienzo el 1 de octubre y finalizan el 30 de septiembre. Ahora bien, como se ha indicado en el epígrafe anterior, pueden existir excepciones en atención a la legislación autonómica vigente y aplicable a un territorio concreto.
El ciclo agrícola se divide en cuatro periodos: la preparación del terreno, la siembra, el cultivo del producto y la recolección o cosecha junto con las labores posteriores a la recogida.
Tal y como se acaba de reseñar, el ciclo agrícola se divide en cuatro periodos temporales. Vamos a ver cada uno de ellos con un poco más en detalle.
En la primera fase, la atención se focaliza en garantizar que el terreno se encuentre en un momento óptimo para la siembra.
El nivel de fertilización, la humedad y la acidez del suelo son elementos clave a la hora de determinar la idoneidad o no del mismo para la siembra y posterior cultivo de la variedad escogida.
En esta etapa inicial de preparación del terreno previo a la siembra cobra especial importancia el laboreo primario, que se puede hacer a través de dos sistemas:
Después será el momento de volver a nivelar el terreno con el laboreo secundario, con el que ya se deja la tierra preparada para las labores de siembra.
El objetivo es asegurar que el terreno presente los nutrientes suficientes y las condiciones óptimas requeridas por el cultivo que se va a sembrar o plantar.
En la segunda fase las tareas se dirigen a la siembra de las semillas o a la plantación del cultivo en el terreno.
Se deberá elegir el tipo de semilla o planta más adecuada para el tipo de cultivo que se quiera trabajar en función de las características del terreno en el que se va a introducir.
En atención al tipo de terreno y de cultivo se deberá ajustar la maquinaria, ya que cada variedad requerirá de una cantidad específica no solo de semillas, sino también de abono u otros elementos específicos y asociados al momento de la siembra.
Hace referencia a la primera vez que se riega el terreno para favorecer que el mismo tenga las condiciones adecuadas de humedad demandadas por el cultivo que se ha sembrado o plantado.
Son todas las tareas vinculadas a garantizar que el cultivo crece y se desarrolla de manera óptima.
En esta fase se establece la cantidad de riego necesario para el terreno en atención a los requisitos de humedad del cultivo.
También se evalúan los niveles de nutrientes para delimitar la idoneidad de llevar a cabo procesos de fertilización del terreno durante el ciclo de cultivo.
A través de él se realiza un seguimiento del terreno durante el cultivo para controlar las malas hierbas, evitar las plagas y actuar de manera temprana ante el primer signo de alerta.
Es la última etapa, en la que se procede a la recogida del cultivo y se prepara el terreno para el descanso o el siguiente ciclo agrícola.
Cada cultivo tiene un momento adecuado para la cosecha o recolección, y será ese calendario propio el que marcará el instante en el que se deberá comenzar con las labores de recogida.
Tras la recogida será el momento de proceder al almacenamiento del producto que, en función de sus características, demandará una logística específica.
Con la recolección o cosecha termina el ciclo de cultivo, pero no el agrícola, ya que es necesario preparar el terreno para la fase de descanso o, en el supuesto de que no fuera necesario, por seguir un sistema de rotación de cultivos, volver a iniciar las labores previas a la siembra.
El calendario agrícola también ayuda a realizar una previsión de las necesidades financieras que surgirán en cada ciclo agrícola.
Cuantificar y presupuestar la cantidad, así como el coste, que se espera que conlleve la compra de semillas, fertilizantes o fitosanitarios.
Analizar las expectativas económicas que se afrontarán en cada ciclo, así como prever la posibilidad de que se produzca una necesidad de financiar alguna de las etapas del calendario agrícola.
Si tu empresa necesita apoyo en la planificación financiera del cultivo, infórmate sobre las soluciones de financiación agrícola que pueden ayudarte a adaptarte al ritmo de tu explotación.
Determinar con qué ingresos se espera contar para cubrir los gastos asociados a cada una de las fases del ciclo agrícola, incluyendo aquí todos los costes vinculados a los recursos materiales, humanos o energéticos.
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