Rotación de cultivos: qué es, tipos y beneficios
PYMES Y NEGOCIOS I 27 de marzo de 2024
El objetivo principal de cualquier agricultor es obtener el mayor rendimiento posible de sus cultivos. Sin embargo, para lograrlo es indispensable garantizar la calidad del suelo y el abastecimiento de nutrientes a las plantas, así como prevenir las infestaciones de plagas.
A lo largo de las últimas décadas, el uso de fertilizantes químicos y pesticidas era lo habitual para lograrlo. Sin embargo, la rotación de cultivos se ha mostrado como una práctica más eficaz, económica y respetuosa con el medioambiente.
Pero ¿qué es la rotación de cultivos, en qué consiste y cuáles son sus beneficios? De todo esto y de mucho más vamos a hablar en este artículo.
La rotación de cultivos es una técnica agrícola destinada a mantener la calidad y salud del suelo. En concreto, se trata en cultivar en una misma parcela de terreno más de un tipo de planta de forma secuencial a lo largo del año. Generalmente, suele establecerse uno principal y uno o varios secundarios.
Es bastante sencillo. La rotación de cultivos consiste en alternar plantas de diversas familias en un mismo terreno durante diversos ciclos. Puesto que cada una de ellas posee sus propias necesidades nutritivas, los nutrientes del suelo nunca se agotan y las plagas y enfermedades no pueden perpetuarse en el tiempo.
Para entenderlo mejor, vamos a poner un ejemplo. Imaginemos una parcela cuyo cultivo principal es el maíz, que es un producto que tiene un nivel de consumo de nitrógeno del suelo muy elevado. Una vez que se ha cosechado, el terreno de cultivo puede utilizarse para sembrar legumbres, ya que estas tienen la capacidad de reponer los niveles de este nutriente. Así, cuando llegue el momento de volver a plantar maíz, la tierra estará en perfectas condiciones.
Hay veces en las que también se implementa en el plan de rotación de la parcela un período en el que sirve como prado para la alimentación de ganado. Esto ofrece otra ventaja: la obtención de estiércol orgánico que también ayuda a restaurar los nutrientes del suelo.
Como ya hemos dicho, cualquier cultivo utiliza los nutrientes disponibles en el suelo para crecer fuerte y saludable. Evidentemente, si los niveles de estos elementos no son suficientes, las plantas no podrán hacerlo, lo que supondrá una pérdida de ingresos para el agricultor.
Durante las últimas décadas, la forma de reponer estos nutrientes era emplear fertilizantes químicos y sintéticos, que a la larga ofrecen más inconvenientes que ventajas. No solo por el deterioro en la calidad del suelo que conllevan, sino también por el impacto medioambiental que supone su uso.
En este sentido, la rotación de cultivos permite reponer dichos nutrientes de forma natural, sostenible y respetuosa con el suelo y el medioambiente. Además, no genera daños en el ecosistema ni en las aguas subterráneas y permiten al agricultor tener una fuente estable de ingresos a lo largo de todo el año.
Hay que tener en cuenta que la estrategia de rotación de cultivos debe realizarse siempre en función de las características y propiedades del suelo y del clima predominante en la región. Estos factores marcarán la frecuencia y el orden en el que deben sembrarse las plantas.
En cualquier caso, siempre se han de alternar cultivos hospedadores y no hospedadores o, lo que es lo mismo, que pueden o no infestarse de plagas. También hace falta considerar el lapso de tiempo que ha de pasar entre la primera y la segunda ocasión que se siembra un mismo tipo de planta.
Por ejemplo, si el cultivo principal de un terreno es el maíz, puede alternarse con la avena, la alfalfa y el pasto para garantizar el mantenimiento de las cualidades nutricionales del suelo. En cambio, si es de trigo, los girasoles y el barbecho son más adecuados para elaborar un plan de rotación de cultivos.
La puesta en práctica de un plan de rotación de cultivos conlleva todos estos beneficios.
Es el beneficio más importante, ya que el suelo no puede obtenerlo del nitrógeno ambiental. Las plantas lo utilizan para generar la clorofila que, posteriormente, interviene en la fotosíntesis y les permite crecer.
Tanto en lo que respecta a la fauna y a la flora local como a la salud del ser humano, ya que el terreno no requerirá del uso de fertilizantes químicos o sintéticos.
Los agricultores se ahorran el gasto de tener que comprar dichos fertilizantes y pueden sacar provecho de sus terrenos a lo largo de todo el año. Además, los cultivos ofrecen un mayor rendimiento a medio y largo plazo.
Puesto que cada planta tiene su propio sistema radicular, el suelo mejora sus cualidades en lo que respecta a la retención del líquido en sus capas inferiores. Esto también supone una protección frente a la erosión provocada por el viento y la lluvia, ya que incrementa la porosidad del suelo.
Por si fuera poco, la rotación de cultivos elimina la necesidad de usar pesticidas y otros elementos contaminantes y perjudiciales para la salud con el propósito de prevenir y eliminar plagas. ¿El motivo? Al cambiar regularmente de plantas, se ven privadas de su alimento principal, lo que las lleva a desaparecer. Todo ello hace que la puesta en práctica de un plan de este tipo sea muy recomendable.
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